viernes, 28 de septiembre de 2012

¿Y LA CIUDAD QUÉ?

Rosalía Correa Young
Coordinadora - Observatorio Cali Visible

Preocupan las noticias sobre las relaciones Gobierno-Concejo de Cali y entre Concejales. El decir de unos es que el gobierno no ha querido dar juego a los concejales con cargos y contratos. Por esta razón, las Comisiones están dilatando el estudio de los recientes proyectos, que si bien tienen problemas, estos podrían subsanarse con el aporte de los Concejales. El decir de otros es que el gobierno demora la presentación de proyectos importantes y cuando lo hace, busca su aprobación inmediata independiente de la calidad de su contenido. Cada uno de estos argumentos genera dudas y deja entrever un panorama poco alentador para la ciudad y los próximos años.

Por otra parte, hay la versión de que el Alcalde busca adoptar una lógica que supere las prácticas políticas de antaño, lo que sería conveniente para lograr autonomía y una práctica de “pesos y contrapesos”, que no han existido. Pero hay que hacer claridad y superar la desconfianza manifiesta entre concejales, de concejales hacia funcionarios, y de estos hacia concejales.

Otorgar favores como medio para lograr aprobación de acuerdos es nefasto para la Ciudad y ejemplos de esta práctica hay muchos: Sicali podría ser una de ellas. De lo que se trata es de una separación de poderes y garantizar autonomía. Por eso la ciudad le apostó al Alcalde Guerrero; la mayoría de los concejales también. ¿Pero cuáles fueron las reglas del juego de esa apuesta? ¿Para seguir igual o para darle una transformación política a la ciudad? Los programas que se propone un gobierno obedecen a varios momentos, que manejados tecnocráticamente pueden dar resultados afortunados: formulación, decisión, ejecución y evaluación. Todos ellos, resultado de una independencia entre poderes, pero también de un trabajo colaborativo. Ojalá estos rifirrafes sean transitorios, para bien de la Ciudad.