PLAN DE ORDENAMIENTO
TERRITORIAL PARA CALI Y ESPACIO PÚBLICO
De la
exposición que hizo, en la Pontificia Universidad Javeriana Cali, el
Departamento Administrativo de Planeación municipal acerca del modelo del Plan
de Ordenamiento Territorial quedaron varias preocupaciones. En primer lugar su
contenido: denso y complejo; no propio para todos los públicos si lo que busca
el gobierno es participación ciudadana. Participar no solo es asistir o ser
invitado a recibir una información; no, participar es deliberar sobre asuntos
públicos y significa conocer y comprender, de antemano, los contenidos, los
conceptos esenciales sobre los cuales se va a deliberar. Muchos de los
asistentes no contábamos con ese bagaje; sin embargo, en el auditorio estaban presentes líderes de
la Comuna 22 quienes de tiempo atrás vienen analizando sus condiciones de vida
en una comuna que en principio estaba destinada para la vivienda en combinación
con la naturaleza: el rio Pance, los samanes, los guaduales, las acacias, los
carboneros, los guayacanes, los cachimbos, etc. etc. y hoy es una aglomeración
y una disputa por el espacio, de vehículos de todo tamaño, viviendas, colegios, edificios, universidades,
supermercados, almacenes, restaurantes, que le ganan terreno al derecho que el
ciudadano tiene para disfrutar la ciudad: el esparcimiento y el goce de lo que
la naturaleza nos regala.
Cali no ha
sido planificada para la gente, para los caleños, ni antes ni con el Plan de Ordenamiento del 2000 y quién sabe
si lo será con el Plan de 2014 así pretendan meterle “pueblo” a esta propuesta;
en primer lugar, porque como ciudadanos desconocemos nuestros derechos y no nos
preocupamos por lo que nos pertenece. En segundo lugar, porque el poder del
capital cada vez es más fuerte y no se detiene, independiente de las buenas
intenciones y de la filosofía implícita que un Plan de Ordenamiento pueda
ofrecer y esto tiene que ver con los tiempos para su reglamentación y con el
cómo se le va a ejecutar; asuntos que no parece estar muy delimitados en los
documentos a nuestro alcance.
El proyecto
como modelo privilegia la articulación entre lo urbano lo rural, lo que implica una mejor
conectividad entre los corregimientos y la cabecera y protección de las
denominadas “áreas protegidas”: Cuenca del Río Cauca, Parque Nacional
Farallones, la Reserva Forestal y la conservación de sus recursos hídricos.
Privilegia el desarrollo de una agenda regional respaldada por la asociación, con
el liderazgo de Cali, de once municipios circunvecinos. Privilegia la
competitividad para potenciar el desarrollo económico - léase crecimiento
- porque los indicadores económicos PIB,
Inflación, desempleo, ocupación, no nos describen calidad de vida ni desarrollo
humano, ni oportunidades para crecer como seres socialmente responsables. Estos
se miden por las oportunidades que tiene la gente; los indicadores económicos
pueden arrojar buenos resultados que no reflejan el desarrollo humano y menos
si este no es incluyente. Por último privilegia la sostenibilidad ambiental y
social en la cual me centraré por lo que de este item se desprende el uso del
espacio público, el espacio para el disfrute, para el esparcimiento, para las relaciones
sociales: para el encuentro y el reconocernos como caleños.
Para Jordi
Borja, estudioso de las dinámicas urbanas, en la Universidad de Barcelona y
miembro del gobierno de esa ciudad, “el espacio público supone dominio público,
uso social colectivo y multifuncionalidad. Se caracteriza físicamente por su
accesibilidad, lo que le hace un factor de centralidad. Según el autor, la
calidad del espacio público se puede evaluar por la intensidad y la calidad de
las relaciones sociales que facilita, por su fuerza mixturante de grupos y
comportamientos y por su capacidad de estimular la identificación simbólica, la
expresión y la integración culturales”. Es tan importante y necesario hacer
referencia al espacio público, porque es un indicador de la crisis de la
ciudad, si no se tiene o si es escaso y si se pretende hacer ciudad a través de
un Plan de Ordenamiento Territorial, tratar las características que asume o que
se proponen es fundamental.
Otro
estudioso del espacio público; Fernando Carrión, plantea que “el espacio
público es la gran sala de reunión, de encuentro y de tertulia que se
constituye en el mayor parlamento cívico, el lugar donde se construye un
pensamiento civil. Por eso, la sociedad civil no es un grupo humano, es el
espíritu de la ciudad encarnado por los ciudadanos que la habitan”
Según el
POT, el espacio público es “el conjunto
de espacios y elementos de uso público destinados a la recreación y desarrollo
de actividades de tiempo libre y al desplazamiento, encuentro o permanencia de
la ciudadanía”. Cali es una de las ciudades de Colombia donde contamos con
menos espacio para el encuentro. Según la dirección del POT de Cali, cada
caleño tiene 2,46 metros cuadrados de parques o zonas verdes. “Esto es más o
menos el área de un baño de una casa de interés social; por su parte, los
estándares internacionales indican que cada persona debería contar con un
espacio equivalente a la mitad del área de la casa completa, es decir, 15
metros cuadrados”. Con base en esa fuente, las zonas en las que menos espacio
público hay por habitante son el Centro de la ciudad, las comunas 18 y 20 (zona
de ladera) y las comunas 15 y 16 (al Oriente de la ciudad). En contraste, las
áreas en las que más parques, zonas verdes y alamedas hay por persona son: al
Sur, las comunas 22 y 17 (Ciudad Jardín, Pance, Caney, Valle del Lili); al
Norte, la Comuna 2 y en el Oeste la Comuna 3.
Con base en los indicadores arriba
señalados, en las comunas donde hay hacinamiento y en dónde proliferan los
mayores índices de pobreza y violencia, brillan por su ausencia los ecoparques,
zonas verdes, parques y en general zonas para la recreación y el esparcimiento.
Sin embargo, estos datos no parecen tan evidentes; particularmente en la comuna
22, que como se señaló, la densificación y la aglomeración es la tendencia que
no parece detenerse porque la presión de los dueños de la tierra supera las
motivaciones de un Plan de Ordenamiento Territorial.
Entonces, si bien es cierto suena
interesante señalar que “los cinturones
ecológicos contaran con franjas de 250 m de ancho y que en 150 sólo se podrá
construir equipamiento colectivo como parques educativos, deportivos y
recreacionales” este propósito viene desde 1986 y se confirma en 1993,
pero hasta la fecha no ha pasado nada. Suena también interesante, como
propósito, detener el avance de la urbanización sobre la cuenca del río Pance,
para fortalecer el ecoparque de Pance, pero ya
los dueños de la tierra se adelantaron con dos planes parciales: el
Embudo y Llanos de Pance, los cuales no se van a detener y seguramente habrá
unos planes más que aparecerán como un hecho sin opción de reversarlo.
Otras intenciones que tocan con la
presión del capital se ven reflejadas en dos procesos. La Plaza de Toros y sus terrenos aledaños que
según el POT hacen parte de la estructura ecológica complementaria,
que ha sido declarado bien de Interés Cultural Nacional y que para reducir
déficit financieros, la sociedad que administra este espacio público, en varias
ocasiones ha presionado para vender los terrenos donde funcionan los
parqueaderos para la construcción de un centro comercial.
Parece que Cosmocentro, que queda en frente, no es suficiente… El otro proceso
tiene que ver con una “afectación del humedal cercano al río Meléndez donde actualmente
se desarrolla una construcción”.
Para tratar este asunto, la directora del DAGMA fue objeto, recientemente, de
control político por parte del Concejo de Cali y sorpresivamente, ella
manifestó su extrañeza ante ese hecho. “Mientras
el gato duerme, los ratones se pasean”. Mientras el Estado se desentiende,
el capital hace de las suyas…
En cuanto al espacio público
asociado al Sistema de Movilidad, a través del subsistema peatonal y de
ciclorutas, que también suena interesante: cuál será la estrategia,
refiriéndome a la vía Cañasgordas de la Comuna 22, para dotarla de ambos
subsistemas, teniendo en cuenta que la población flotante, por sus
características, debería contar con esa dotación. Aún más, la población
residente también debería disfrutarla (deportistas: trotadores y ciclistas que
a diario torean la velocidad de los vehículos que transitan por allí). Ahora
bien, la estrategia no sólo sería para dotar la comuna de estos dos subsistemas
sino para exigir el desmonte de las barreras arquitectónicas construidas por
varios colegios que hay sobre la vía y que impedirían el desarrollo de esos
proyectos.
Finalmente y haciendo referencia a
la ausencia de espacio público en otras zonas de la ciudad, precisamente en las
zonas más deprimidas, se advierte con preocupación, en primer lugar la ausencia
de un policentrismo del espacio público. Las distancias entre sur y norte,
entre oriente y occidente generan barreras para el “derecho a la ciudad” y a
todas sus ofertas; en este caso, referidas únicamente al espacio público. Recordemos
que Borja hace énfasis en que el espacio público se caracteriza físicamente
por su accesibilidad,
lo que le hace un factor de centralidad. Si bien se pretende como propósito
para el esparcimiento el ecoparque de Navarro, la base aérea Marco Fidel
Suárez, el cantón militar de Pichincha y el corredor verde; los tres primeros no
tienen definida su viabilidad. El primero porque todavía no hay claridad sobre
sus condiciones ambientales respecto a la permanencia de gases tóxicos que
podrían afectar la salud pública; los otros dos están subordinados a la salida de
sus propietarios: Fuerza Aérea y Ejército. Por su parte, el corredor verde
cuenta, en su recorrido proyectado, con obstáculos para su realización y estos
tienen que ver con una concesión a Ferrocarriles del Pacífico, en el tramo de
la Flora hacia Yumbo
Entonces, ¿qué va a hacer la
administración para recuperar espacios para las zonas deprimidas de la ciudad
donde la violencia se ha asentado? El Plan no nos lo dice: intencionalidades,
deseos pero nada concreto. Mientras tanto, en gran parte la ciudad sigue
funcionando el automóvil privado, la moto, el carro pirata y un sistema de
transporte masivo en construcción. Adicionalmente, con centralidades para la
recreación y el esparcimiento como los shopping centers jerarquizados
socialmente. Este panorama no facilita el progreso de la ciudadanía, tiende a
la segmentación, al individualismo y a la exclusión.