El ajedrez político en el
Valle del Cauca y su capital, Santiago de Cali, nos presenta un panorama de
incertidumbre, rumorología y desconcierto.
El tiempo pasa y las
elecciones locales y regionales se acercan, los partidos políticos mueven sus
“fichas” con el fin de hacerse con el máximo cargo de la Ciudad y el
Departamento; las alianzas estratégicas no terminan de ser claras y los avales
partidistas son objeto de codicia. Por dichas razones, el panorama está lejos de
ser alentador.
A la “carrera” por la
alcaldía de Cali se presenta un número elevado de candidatos. Ninguno parte con
clara ventaja sobre sus contendores y parece reinar la ley del “todo vale”.
Esto se puede observar desde medidas populistas -como las abordadas por el
señor Roberto Ortiz y su generoso obsequio de casas y becas estudiantiles -
hasta
la pretensión de consolidar como fuerza electoral mayoritaria en la Ciudad al senador
Roy Barreras con la rumorada postulación de su hijo al máximo cargo de la
capital; esto sin contar si el alcalde actual apadrinará o no algún candidato.
En la disputa por la
gobernación encontramos dos escenarios con un mismo actor protagónico: la
exsenadora Dilian Francisca Toro cuya participación o no, se antoja casi
decisiva. Por un lado, se da casi por sentada su victoria, lo cual genera una
inmediata preocupación pues conlleva a pensar que sus líos judiciales podrían
repetir en el departamento la historia ya vivida con los casos de Juan Carlos
Abadía y Héctor Fabio Useche. Por otro lado, su ausencia en las elecciones 2015
generaría desconcierto, pues los candidatos no acaban de definirse, y casi con
seguridad no poseen el caudal electoral del cual es acreedora la política
vallecaucana; todo esto, ante la expectativa de que el Centro Democrático
anuncie su participación por la Alcaldía de Cali y la Gobernación del Valle del
Cauca.
Manuel Felipe Quintero
Ceballos
Practicante profesional de
Ciencia Política
Observatorio Cali visible