Por: Alejandra Alfaro García
El Valle del Cauca se
ha caracterizado por ser cuna de artistas de talla internacional, exaltados por
importantes instituciones y catapultados para alcanzar un lugar en los grandes
salones de la exposición cultural. Su formación, como artistas, ha sido fruto de disciplina constante y del apoyo
de entidades de esta región, especializadas y creadas para atender sus
demandas.
Entre estas importantes
canteras de artistas, contamos con Incolballet cuyo enfoque está
centrado en la danza; con el Instituto Departamental de Bellas Artes
dedicado a formar en artes plásticas, escénicas, visuales y musicales. Adicionalmente,
la Biblioteca
Departamental se encarga de promover a través de la lectura, la
identidad y diversidad cultural y patrimonial del Valle del Cauca.
En los últimos meses,
se han levantado fuertes rumores que aseguran que estas importantes
instituciones culturales están próximas a desaparecer. La razón, es una sola: los recursos destinados para su
sostenimiento, en 2013, por la Ordenanza 385, no les llegaron a tiempo. Entre
los argumentos señalados para este incumplimiento se encuentran las condiciones
financieras del Departamento que debió acogerse a la Ley 550 de 1999. Esta obliga a las entidades del sector público a
incurrir en una restructuración de sus pasivos con los bancos, en la medida en
que se encuentran incapaces para cubrir sus gastos de inversión y
funcionamiento.
El déficit financiero al
cual se refiere la administración actual, tiene sus antecedentes. Para
comenzar, el mandato del exgobernador, Juan Carlos Abadía, quien, con base en
vigencias futuras, comprometió la liquidez del Departamento por 12 años. Se
supone que estos recursos se destinaron a financiar obras de infraestructura
por 325 millones de dólares. A renglón seguido, el gobernador Héctor Fabio
Useche se dispuso recuperar la solvencia financiera de las entidades insignias de
la cultura del departamento; sin embargo, aumento la crisis incrementando los gastos
de funcionamiento, más allá del 50% de los ingresos corrientes de libre
destinación, establecidos por la ley 617 de 2000, llevando al departamento a
bajar de su categoría especial. Con la llegada del actual gobernado Ubeimar Delgado,
llegó la ley 550 a obligar a la
administración Departamental a recortar los gastos de funcionamiento. Fue allí
donde resultaron afectados los institutos descentralizados dedicados al arte y
la cultura y pese a que el actual gobierno se comprometió a girarles recursos
por $3.400 millones de pesos, los recursos no han sido girados.
Para aliviar la crisis,
las instituciones culturales afectadas pidieron apoyo al Municipio de Cali
argumentando que sus habitantes son los principales beneficiarios. Ante esta
solicitud el gobierno local incluyó para el 2015, $1.100 millones que se
distribuirán entre Bellas Artes, Incolballet, Biblioteca Departamental e Inciva.
Si bien estos recursos alivian su situación financiera no son suficientes para
su sostenibilidad.
Ante tal situación es necesario
que el Departamento, desde su Administración
establezca un derrotero cultural para la región con el fin de darle a cada una
de estas instituciones el músculo financiero que demandarían esas políticas. Quedaría
pendiente el debate acerca de qué entidad territorial debe responsabilizarse
totalmente de estos servicios, porque el director de Hacienda de Cali manifestó
su desacuerdo con asumir esa responsabilidad. Cali paga el mayor porcentaje de impuestos
que percibe el departamento: el impuesto al consumo (licores, cigarrillos,
cerveza entre otros), el impuesto al rodaje de vehículos, entre otros.
Esta situación debe ser resuelta con prontitud
y de manera acertada para favorecer las demandas ciudadanas en materia
cultural, teniendo en cuenta que algunas de estas instituciones se encuentran en cese de actividades a la espera de contar
con una mayor solvencia financiera.