jueves, 11 de agosto de 2011

02/11/2007 - LAS ELECCIONES DEL 28

Rosalía Correa Young.
Coordinadora – Observatorio Cali Visible.

Las elecciones del 28 de octubre dejaron muchos sinsabores. Entre ellos, la aplicación de la Reforma Política y el del voto preferente que llevó a que los personalismos y la operación avispa se llevase a cabo bajo el amparo de las normas. Pero creo, que el principal sinsabor tiene que ver con el grado de madurez política demostrado por electores y candidatos. Los primeros, en un alto porcentaje desconociendo la importancia del proceso y de su responsabilidad frente a los destinos de una región o de un municipio como es el caso de Buenaventura, que hoy se debate en un mar de conflictos sociales y desde donde fue denunciado un fraude que afecta la conformación de la Asamblea y la imagen del Gobernador electo.

Los segundos, porque las elecciones en el Valle del Cauca se caracterizaron por el despilfarro de publicidad en medios masivos de comunicación, vallas, pasacalles, afiches, plegables, etc., etc., lo que no puede interpretarse de manera diferente a la utilización de grandiosas sumas de dinero. Ahora bien, el dinero a manos llenas alcanzó para el día de elecciones y para comprar a aquellos llamados “ciudadanos” que poseen una cédula pero que no han accedido a todos sus derechos, como sería el de poder discernir, de manera autónoma, entre las diferentes opciones, aquella que le conviene a su región. Por esa razón, como en una competencia de precios, el día electoral se compraron votos de diferente manera: almuerzos, mercados, dinero en efectivo.

No sólo basta con los indicadores de crecimiento económico, si queremos superar el fraude y la falta de transparencia en los procesos electorales tenemos que intervenir en las variables sociales. Es difícil en Colombia donde todavía hay regiones cuyos habitantes padecen necesidades básicas: salud, educación, vivienda digna, servicios públicos, empleo, contar con un proceso electoral pleno y transparente. La educación es fundamental para que los colombianos desarrollemos nuestras habilidades y avancemos hacia la modernidad; aquella que nos permite desarrollar una razón capaz de discernir; una razón crítica. Sólo así será posible, que hechos como el fraude de Buenaventura se conviertan en hechos del pasado y no todavía del presente.

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